-¿De qué?
-Rebosa de alegría
-¡Sí Señor!.
-Y si al diablo no le gusta que se siente en una estaca
-¡Si!
-En una estaca."
[...]
El tipo que un miércoles a la noche, como cualquier otro, se le ocurrió pensar que había sido un buen día. Simple, porque no le atribuyó esa última idea a un suceso o individuo en particular. Sin embargo, si hubo cosas y quienes que lo llevaron a pensar eso, a sentir eso.
El tipo que decidió encarar un jueves con una sonrisa. Un día que tuvo un pequeño nuevo comienzo, pero cuya característica a destacar fue la serenidad de que todo seguía igual.
El tipo que un viernes eligió hacer cosas para su bien y el bien de otros. Motivado por el conocimiento de que en un futuro totalmente cercano vendrían razones para sonreír. Abrazar, abrazar más, beber unas cervezas y mientras regar una pequeña semilla que parece merecer la pena.
El tipo que un sábado no estaba cansado, a pesar de que en un momento se recostó un ratito. No se cansó sino hasta el final del día, cuando una duda lo aquejó, pero que no llegó a perturbar su sueño. Supo que hay más alegría rodeándolo de lo que él jamás imaginó.
El tipo que un domingo arrancó con un plan, sólo trazado a grandes rasgos, sin obstáculos imposibles y con todo para aprovechar. Volvió a abrazar, rió, comió, aprendió y conoció más, jugó, caminó, se sentó, habló y dejó hablar y escuchó y se hizo escuchar, provocó ciertas cosas y generó otras más, confesó, amó. Pero lo más importante: ¡Decidió!.
El camino vuelta a casa tiene sus matices. Podéis escuchar música y sumergirte enteramente en ella olvidándote absolutamente de todo lo que te rodea. Podéis ponerte a pensar... paradójicas cosas como: "Los menos pensantes tienden a ser más felices. ¿Cómo no pensé en eso antes?".
...o podéis sentir.
Se libre
Bael'adar y Jill