Yo no fui quien dio inicio.
Sólo si el inicio luego de tu inicio.
Me sorprendí, porque lo había estado esperando.
Como en Navidad un niño.
Diste fin, después de que yo diera fin,
Con un “que descanses”.
Por un momento me enternecí,
Y fui esclavo de mis palabras,
Mi tontera, mi ingenuidad y mi falta de labia escrita.
Absorbi tu descaro,
Tu desencanto y tu insolencia.
Ya estaba acostumbrado.
Ya no podía perder aún más.
Ya estaba re jugado.
Te volviste real, casi material.
Y digo casi...porque no lo pude comprobar.
Aprendí tu nombre y,
Pude darle título a mis sueños.
Te observe a través de recuadros y les di color.
Con tus expresiones le di emociones.
Y con tu figura cree un oasis.
Raro es estar tan cerca y a la vez tan lejos.
Pero más lo es estar lejos habiendo estado tan cerca.
Ahora anhelo no conocer tu textura,
Encontrar tus cosquillas,
La caricia más erogena,
Y el beso que más te reconstruya.
Desvelarte de cariño sin que eso viole las reglas.
Porque volvería a llamarte,
Y a buscarte
Y a encontrarte a la fuerza,
Aunque no me agrade de ese modo.
Para hacerte entender que en mi hay pasión.
Hay abstinencia de lujuria,
Del más puro animalismo,
Un requecho de romanticismo y,
Un amor que jamás has visto.
Se libre
Bael’adar
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