A pesar de esta desdicha ambos se propusieron algo, protegerse de cualquier adversidad y que juntando sus fuerzas nada los iba a derribar. La onda era que ellos no sabían que hacían ahí, pero sin dudas creyeron en ambos,porque sin duda algo los unía... uno tenía el cuerpo del otro.
¿Suena raro, no? Pero sí era real, aunque extraño. A la tortuga le gustaba la esencia del zorro, cosa que alimentaba su poder, y eso a la tortuga le disgustaba. El zorro hacía cualquiera, siempre lo que le convenía a él, total ese no era su cuerpo. Egoísta, oportunista y soberbio son adjetivos que lo describieron con exactitud.
En fin, sucedió que la tortuga se cansó de ir tan despacio, ya que el zorro iba a los palos. Así que se compró un monopatín color celeste, y como todavía no lo podía alcanzar le puso alitas para volar. Y así fue que llegó al baño primera. Debido a esto el zorro aprovechó y se fue al bar a comprarse un buen fresco y de paso cañaso hacer pis. El oso, el dueño no lo quería al zorro, así que lo encerró con llave en un armario. Por lo tanto la tortuga pensó que desapareció.
Se hizo de noche y se hallaba sola sin saber a dónde ir. Hasta que la encontró Pablo, si un humano, que a simple vista parecía joven y apuesto, pero que tenía hambre.
Al otro día, el oso se olvidó del zorro dentro del armario. Resultó que el armario no era un armario, era un ropero que llevaba al otro lado del mundo. Fin.
Pd: la tortuga la hicieron sopa.
Se libre
Bael'adar y Jill