29 de abril de 2015

La Peor O La Mejor Sensación

  Más allá de las opiniones ajenas. Más allá de una primera mala impresión. Más allá de que cueste el doble de esfuerzo. Más allá de que esté muy lejos. Más allá de un conflicto de intereses. Más allá de los tropiezos. Más allá de discutir con quien creías tener todo arreglado. Más allá de tener que esperar. Más allá de no compartir eso que para vos es especial. Más allá de tener que soportar lo insoportable.
  Más allá de todo y de todos, vos sabes que hay algo que lo hace valer y que lo carga de sentido. Más allá de todo y de todos, vos cofias en tus capacidades, tu esmero, tu fe, tu resistencia, tu temple. Más allá de todo y de todos estás convencido de que tiene algo en particular, exclusivo para vos y que, al llegar, tu camino será recompensado debidamente y de que valdrá la pena.
 
  Sin embargo, la realidad no va a dejar de ser dura y despiadada solo porque hayas puesto toda tu voluntad en ello. La verdad es que, efectivamente arribará a su fin. Sea porque no tuviste las suficientes energías o porque sí lograste alcanzar el último escalón. Y aunque no me lo quieran creer, a ambos finales les procede una sensación de mierda...
  La primer situación es fácil de entender. Abandono, castigo, decepción, desilusión. No alcanzar esa meta soñada nos es una emoción que se busque tener, ni mucho menos. Pero no es la peor. La peor de las sensaciones aparece, justamente, cuando uno llega.
  "¿Pero por qué?" "¿de qué rayos está hablando este sujeto?" pensarán. Yo les digo sí, ¿saben por qué? por la duda...

  Triunfante en lo más alto del podio te posicionas para estirar los brazos y liberar tu grito de victoria. La felicidad es inminente justo en ese mili-segundo, nadie va a cuestionar eso. Sin embargo... tarde o temprano echarás un vistazo atrás, para rever tu camino y recordar qué fue lo que te trajo hasta aquí. Y ahí es cuando surge la duda.
  ¿Valen realmente tanto mis sacrificios por lo que conseguí? ¿Sirvió verdaderamente haber dedicado tanto tiempo? ¿Pude haber elegido otro camino? ¿Valió haber desperdiciado otras oportunidades? ¿Pude evitar que me pisotearan y, tener que haber pisoteado yo a alguien más para llegar? ¿Valió el esfuerzo, el cansancio, el sin descanso, las peleas, los malestares? ¿O fue todo por una incontenible obsesión o jugarreta inconsciente de mi propia cabeza? ¿Llegué en condiciones o la senda recorrida terminó por acabar conmigo? ...y sigue...
  Tal vez serás de los afortunados que se auto-responderá: Si. De modo que continuarás firme y a paso redoblado. O tal vez no, caerás en una angustia y depresión abismal que no dejará una solución al alcance de tu mano.
  ...o tal vez ninguna de las dos.

  Quizás, y solo quizás seas uno de esos que no tienen un fin último o meta a alcanzar. Tu destino se convertirá en un círculo vicioso en el cual "llegar a la meta" no necesariamente significa detenerse, sino todo lo contrario. Proseguirás trabajando, creciendo, aprendiendo, esforzándote, desgastándote en sudor, sangre y lágrimas. Porque una bandera a cuadros blancos y negros no será más que una puerta a otro pasillo, a otro sendero, al inicio de una nueva carrera. Dónde los únicos en la competencia serán tu y tu reflejo. Porque no hay nadie en el cual debas pensar en superar que a ti mismo en cada intento.

  Que una pausa para tomar aire, comer o beber, descansar o, incluso para mirar atrás, no sea más que para tomar otro envión.

 
Se libre
Bael'adar