Me sobrepasan las ganas de caerte una tarde a estudiar y merendar. De salir y beber con una mínima y moderada moderación. De encontrar un objetivo y hacer que se sienta incómodo para gracia nuestra. De escucharte llorar y seguir estando allí hasta volver a verte sonreír. De invitarte a no ver una película juntos...
No se.
Me importa aunque viva diciendo lo contrario. Me duele, porque como buen nene, me sigo rascando la cascarita.
Vuelvo a no saber.
Mi cabeza me juega en contra. Me da iniciativas sensatas y se arrepiente en medio del durante. Matando cualquier rastro de dignidad, integridad o credibilidad.
¿Cuánto más...
...me faltó?
...necesite?
...se podía aprovechar?
...había para hacer?
...debía esperar?
...tiempo me va a tomar?
Hay carpetas de fotos que no puedo abrir. Porque se que me inundaría en ellas por horas.
Hay películas que no puedo ver. Porque perdieron el sentido de recomendación.
Hay personas que me cuesta cruzar. Porque la referencia siempre está.
Hay cosas que no puedo leer. Porque tengo una negación.
Ya no puedo escuchar Los Redondos. Porque siempre será ÑamfriFruli.
Se libre
Bael'adar