6 de marzo de 2019

Jaqueame Que Me Gusta (?

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  Como una sensación rara, o un sabor distinto post-deglución. Ahora estoy con más incógnitas que certezas... si es que de momento las tenía.

  Me encanta. Vuelvo a tener que rever y revaluar mis pasos y a preparar nuevas estrategias. El tablero se desdobla en uno mucho más amplio. No se quien estaba jugando con quien, quien era víctima y quien victimario, o quien cazador y quien presa. Un enroque largo planea jaquearme a la descubierta, aunque todavía deba mover su alfil trabado para conseguirlo. Un rival imprescindible es, sin duda, un rival peligroso, al igual que uno que no tiene nada que perder.
 
  Se ve como un peón, pero tiene la determinación de una torre, aunque no tanta estabilidad. Aún así te persigue por toda la cocina como sobrino de 6 años esperando su merienda (o desayuno).

  Un pequeño gesto se convirtió en un guiño. Un guiño que se convirtió en un acercamiento. Un acercamiento que se convirtió en un mimo. Un mimo que despertó un instinto. El instinto le dio una forma placentera y, sin saber cómo o porqué, ese placer fue mitigado por el sueño.

  El tablero vuelve a agitarse y da un vuelco, se suceden algunos cambios de piezas y la partida, que es cada vez más abstracta, se reabre. Se pierde de vista el objetivo principal, se piensa más minuciosamente cada movida, se repelen y se atraen los contrincantes, el tiempo desaparece, los espacios se reducen y todo lo demás pierde el sentido.

  Igual ya fue, vamos a seguir jugando hasta ver qué más pasa.

Se libre
Bael'adar