Vuelve rápido a que nos enredemos como eslabones.
Apacigüemos igual de rápido el frío que traes del comedor
Y el maldito que cubre mis pies.
"-¿Te quedas conmigo?"
El guardián férreo se posa en la esquina.
Su temple acompaña la calma sepia y,
Su aura nos devela unos celos latentes.
A veces dubita ante su ama, pero vuelve a su lugar tras la señal.
"-¿En qué pensás?"
Hacemos circulitos, gatitos, rulitos, piojitos.
Recorremos la superficie del otro cual mochilero el planisferio.
Dejamos huellas en el camino,
De calor, de humedad, de sabor, de verdad.
"-Sos malo."
Hay algunos silencios, los más confortables que podamos experimentar.
Dos pares de ojos oscuros juegan a las escondidas.
Dame la espalda, pondré mi mano en tu pecho y encenderás el horno.
Veme de frente, te tomaré por la cintura y jamás volverás a tener miedo.
"-Que calor..."
Estoy agitado, me recorre un escalofrío.
Siento que si me despego, desaparezco en acción.
Algo en mi no responde, aún así no me puedo detener.
Siento que si me despego, desaparezco.
"-¿Quién te enseñó a ser así?"
Viajamos al infinito aunque el reloj vaya acortando el tiempo.
Se hace de día, el sol está caliente.
El juego se acaba y la memoria perdura.
Tomamos fotos que ninguno va a develar.
"-¿Por qué yo?"
-Si.
En que no me quiero ir, e imagino que vos tampoco.
Ya me lo han dicho antes.
Culpa tuya.
Nadie, aprendí solito.
Porque me dejas ser como más me gusta ser y... y p... por... p... Porque te amo.
Se libre
Bael'adar