"No lo vale." Lo escucho una y otra vez dentro de mi cabeza. Hace... bastante tiempo y, en las últimas semanas, con la frecuencia de un eco interminable.
No lo vale. No vale el esfuerzo. No lo vale levantarse temprano, no lo vale trabajar cada día, no lo vale.
Quisiera tener una sola motivación verdadera, que me haga al menos dudarlo. Ni yo mismo siento que lo valgo, soy completamente prescindible. ¿Por qué se aferran a la vida? ¿Por qué le otorgan tanto valor? ¿Quién los adoctrinó para creerlo? ¿Qué sentido tiene?
En un día, en un solo puto día, matan de una puñalada al compañero de trabajo de un amigo, dejando a una familia sin un padre. Más aquí cerca, otro se ve obligado a guardarse junto a su novia hasta anda a saber cuándo enfrentando síntomas por este virus del orto. "Cerrado por desinfección" decía la puerta, mientras yo cargaba una caja de productos para entregar. Hacía apenas un día que visité el negocio para luego enterarme que la pareja dueña tambien está contagiada. Y así.
La vida es sumamente frágil, algo tan frágil no puede valer tanto.
"Estoy seguro que en su momento te voy a pedir disculpas. Quiero creer también que quizás este fue el primer paso para manotear la soga. No te voy a pedir que me entiendas, pero si que aceptes que a veces no tenes todas las respuestas, y ahora no sos la persona más idónea que necesito."
No lo vale, no lo vale, no lo vale...
No hay absolutamente nada que hoy puedan decirme que me vaya hacer cambiar de pensamiento. Nada.
Espero, solo me queda eso. Esperar que sea pasajero, y de los que no sacan boleto de vuelta.
Buenas noches.
Se libre
Bael'adar