17 de noviembre de 2023

Que Mal Que Me Hace La Política

    La política me enferma. Me hace mal. 

    Porque soy un idealista, o filántropo, o humanista, o una fusión híbrida con elementos de todo eso.

    No creo en una entidad todopoderosa, creo en las personas. Porque crecí viendo películas de Disney que me enseñaron valores que trascienden fronteras y el tiempo mismo. La política corrompe esa fe. Me separa de las personas. Me obliga a romper vínculos, con tanto esfuerzo construidos por las artes y el amor desinteresado. Me pone muy del orto que por algo tan superfluo como una opinión o un supuesto, se provoquen daños, a veces irreparables, entre mis relaciones personales.

    La política me quita (la poca) esperanza que tengo de creer que el mundo no es (del todo) una mierda. Afea todo a mi alrededor. Me persigue por las calles, interrumpe y ensordece mis canciones, nubla mi vista, ensucia mi ciudad...

    Me hace desconfiar de productos que creía auténticos, solemnes. Patéticamente posicionados con una bandera "Anti tal cosa".

    La política es como un virus que parasita y controla al ignorante; y al intelectual, creyéndose protegido, lo bestializa. Encierra a ambos en una jaula y los abandona, a su surte, con un pedazo de pan.

    No me como el verso de que "todo es político". Porque según la misma línea "todo es arte", "nada es normal", "todo ofende", "todos somos especiales"... 

    Les confieso algo. Alguna vez pensé que la navidad era una época de mierda, y la viví como tal. Hipocresía en la cara de la gente por todas partes, reuniones cuasi obligadas, despilfarro, etc. Ahora creo en rescatar la nobleza en el fondo de todo eso, y que la peor época del año, en realidad, es durante las elecciones.

Se libre
Bael'adar