18 de agosto de 2016

Uf...

No hay con que darle. El esfuerzo es desvalorizado hasta por terceros, a los cuales tu versión de la historia jamás llega a la primera, por ende pierde el factor sorpresa y gran parte de la credibilidad.
Te persigue.
Ese sabor amargo vuelve a aparecer. No, no es la congestión nasal, es esa sensación de encierro. Que no te deja volver a levantarte, ni mucho menos a agarrar vuelo o vislumbrar otro camino.
Y se repite. Una y otra vez. Y se repite. Una y otra vez. Cuando menos la esperas.
¿Hasta cuando? Ya estoy cansado. Vengo cansado y me cansa aún más.
Ya basta, por favor.
En serio, quiero seguir. Me está haciendo daño. Me están haciendo daño. No quiero herirme a mi mismo más, de nuevo.
Lágrima.

Se libre (por favor)
Bael’adar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario