23 de septiembre de 2017

"Celos"

   1906, en una tarde entre compadres la oí. Fue una de esas conversaciones que se dan solo una vez y de las cuales luego se olvida el origen. Una historia que llama mi atención y que decidí plasmar.
   Ella colorada, delgada, de piel tersa, la vida le sonreía a cada pequeño paso. Él más renegrido a los que nadie en su momento se animó a llamar "que hermoso bebé". Solo los separaban cuatro siclos, él más grande, pero las diferencias eran magnitudinales. No pasó mucho tiempo, fue el suficiente.
   No podía creer que odiara tanto su aniversario de nacimiento; claro, era la misma fecha para ambos dos, ahí estaba la cuestión. Ella era el centro total de atención, un pequeño núcleo que todo lo atraía. Más él era tomado periféricamente, una corteza externa fría y alejada. Ocurrió en la misma casa de la difícil nombrada avenida. La celebración era multicolor, multisabor y multifacética. Desde la familia, hasta demás vecinos.
   La mamá buscó que se despejara y disfrutara; pero al no haber más niños con quien jugar fue fácil que su mente se distanciara del mismo pensamiento que tuvo desde que la vio por primera vez tan frágil e inocente.
   Luego del almuerzo cuando el alboroto se extingue, decidió que su plan debía ejecutarse hoy. El privilegio de hermandad le otorgó el derecho a que se la entregaran. Pasaron unos instantes desde que la retiraron de la mesa a verla completamente embardunada en un charco de barro y tierra roja. Exclamó palabras que ni él ni nadie en su entorno entendió; provenían desde lo más profundo. La represión fue instantánea. No le importó. Observó frígidamente los movimientos de su madre, quien se encargó de llevarla al baño. Fingió ofensa y desistió.
   No dudó en entrar cual incógnito cuando su progenitora volvió. Supo que lo que les mencionó a los demás invitados era lo que él necesitaba. La estrecha habitación, envuelta en una turbia neblina de vapor, mojaba al tocar las paredes y azulejos pero eso no le impedía lograr su cometido.
   Parecía un simple gesto de cortesía, por lo que ella, no emitió intento de sonido alguno. Necesitaba una fuerza sobrehumana; el motivo lo consiguió por él. La tomo entre sus brazos, aunque la altura de la bañadera parecía inalcanzable. Una vez sumergida, como luz intentando escapar de un agujero espacial, quedó su hermana en la tibia agua. Solo hacía falta un minuto, dos como máximo. Esperó y se retiró.
   Mentirosamente corrió hacia afuera, había ocurrido un accidente. Inmediata para él, pero tardía para ella fue la reacción de papá y mamá. Ya no valía la pena, murió, y solo había cumplido un año de vida.


[Cuento de mi autoría escrito para una tarea de Lengua y Literatura en el último año de secundaria]

Se libre
Bael'adar

27 de agosto de 2017

¡Sal De Ahi, Rey Chamán De La Primavera!

Nacido de las propias manos de Gea.
La tierra que da protección a las semillas.
El agua, la pureza, la esencia vital.
El fuego que simpatiza con el instinto.
El tiempo que empuja usando al viento.

Nada ni nadie puede detenerme. Tengo brillo propio.

Nutrido del Sol, del mismísimo Ra.
Puedo caminar, puedo correr.
Escucho lo que nadie más alcanza a.
Veo igual con luz que cubierto en oscuridad.
Puedo ser o no ser... ¿qué te asusta más?.

Una onda en constante expansión. La sangre no tiene color.

Recorrí los mundos a través del Yggdrasil.
Sobrevolé las nubes atravesando horizontes.
Caí en las llamas y me levanté entre las cenizas.
Salté al mar profundo sorteando los arrecifes.
Soporté la presión y conseguí sobrevivir al vacío.

No sigo caminos rectos, porque siempre vuelvo por más.

Cubierto en tinieblas encontré a Azrael.
No siento vergüenza, no siento piedad.
Me extirparon los sueños, por eso no duermo.
Tengo mucha paciencia y enorme curiosidad.
Me río de cosas que a otros hacen llorar.

He meditado frente al espejo por incontables horas.

Guiado por el inconfundible Orion.
Siempre voy armado, cargado y preparado.
Llevo mucho de lo que no voy a necesitar.
Estoy alerta, estoy expuesto y desafiante.
Vivo porque a eso he venido.

No tengo posesiones. Puedo volverme etéreo.

Instruido por la sabia Sarasvati.
Me convertí en un devoto de la entropía.
Hurgué mis manos en arcilla y pinturas.
Deslice por la música que crea el pentagrama.
Me volví perspicaz y persuasivo.

Tiene de real todo lo espontáneo e inconsciente.

Obvié a Voodoo y las macumbas sincréticas.
Aprendí de mitos y tambien de ritos.
Rechacé el destino de las estrellas.
Me mimeticé en la naturaleza.
Equilibré cuerpo, mente y voz.

Salí en persecución de ShenLong.
Y aunque las esferas no realicen mi deseo,
Ya estoy aquí, es inminente.
Respiro hondo, levanto la frente
El Rey Chamán de la primavera se hace presente.

21 de julio de 2017

Recordar



  Escribo para recordar, y sin ningún otro motivo excepcional más que el de recordar. Enmarcar el inmediato y que perdure lo que tenga que perdurar. Antes que el sueño tape esa inmortal vigilia de arcoiribles matices, con desdichados blancos-grises; antes que el despertador me robe una canción; antes que el asado me robe tu perfume; antes que un beso desintegre aquel.

  ¿Qué quiero recordar?

  Suavidad, oh esa condenada  suavidad. Recorriendo el sedado rostro de lado a lado como si cada vez fuese la última. Las manos con ese carácter prohibido. Brazos, de los cuales no estuve al tanto, pero que se hicieron parte de mi sosiego. Y un laberinto de pelos del cual quedarme orgulloso en perderme.

  Y cintura. Solo maldigo el no tener más brazos para regocijarlos con ese viaje. O extremidades superiores más largas para poder realizar el viaje más de una vez a la vez. Tan cercana y tan lejana. Decorada más que con la más pura naturalidad de su ser. La quiero de almohada, la quiero de colchón, la quiero de cobija, Hasta que muera o encuentre una mejor…

  Caminar, sentar, bailar, parado estar, volver a sentarme/nos, tomar, respirar, escuchar, no mirar, rosar, [¡calambre! se vuelve a acomodar] hablar, apodar, susurrar, besar, zurrar, dejar el lugar y otro encontrar.

  No quiero. Si quiero. Quiero aún más. Quedate un ratito más. Solo deseo y esperanzo con la ínfima posibilidad.

  Y te siento tan chiquita…

  ¿Estoy haciendo bien? ¿Para quién sería ese bien? ¿Obro mal? ¿Qué tanto estaría dañando y a quienes y a cuantos? ¿Lo pensáis vos también? ¿Qué pesas tengo/tenemos que equilibrar en la balanza? ¿Quiero realmente las respuestas? ¿Qué tan mejor se vive cuando todo te chupa un huevo? Como poder se puede, y entro en el juego de palabras sobrevaloradas que tan común es en mi. Por eso busco despejar los domingos, o dormirlos sin alarma, dispersándome en ritmos experimentales.

  Pero no me surge arrepentirme de momento, es más, me arrepiento más de “no haber” que de lo que sí, una vez que  apoyo la cabeza ya en casa.

  Y el pelotudo lloró, o eso dio a entender. Siempre la espontaneidad tan latente.

  Te amo, Si, ese es el sentimiento, no me da miedo usar tal palabra. Te amo, independientemente de a quien le toca cada papel: niñera, manipulador, guardaespaldas, papá, mamá, nene malcriado,  etc.

  [Just say it!] Necesitaba cariño, lo extrañaba, lo anhelaba. No me importaba de quien sinceramente. 
  Simplemente me estaba haciendo falta, como quien come, duerme, respira. Siéntete afortunada de haber sido el punto de infusión si así lo prefieres, eso ya no está en mi.
¿No te olvidas de nada? No lo sé, quizás ya lo hice. Por algo escribo, para recordar ¿recuerdas?.

Se libre
Bael'adar

14 de junio de 2017

Parece Un Deja Vu

  No es "La historia sin fin", es mas bien  como "Volver al futuro", pero al pasado.
  La largada no es igual, los carriles están mas emparejados y, si hay alguna ventaja esta vez en uno de ellos, es casi imperceptible. No escuche el disparo, cuando me di cuenta ya estaba corriendo. La senda tiene forma de deja vu, como con una extraña sensación de haberla recorrido antes. La meta esta cubierta por una nube brumosa, indistinguible, completamente incierta. Me inquieta.
  Mas que mariposas en el estómago son tambores en el pecho. Me agitan, me exitan, me asustan, me exigen una respuesta inmediata. 
  Mi persepcion instintiva me dice que siga, que yo puedo, que no hay nada que me impida avanzar realmente, ni nada de que preocuparme. Contrariamente, un sentido de autoconservación me dice que frente un poco, que tengan cuidado, que evalúe riesgos y que mire mejor a mi alrededor. Vuelvo a caer en esas diyuntivas como aquellas veces. Pienso demasiado. Crei que había dejado eso atras, sin embargo aquí estoy otra vez.
  Quizas no he madurado tanto como pensaba desde entonces. Vuelvo a empezar, como en un deja vu. No quiero pensar que vivo en un ciclo autorebobinable. Quiero creer que es distinto. Mas sano, mas desinteresado, igual de real.

Se libre
Bael'adar

9 de junio de 2017

Hasta Que Te Hace "Click" (2da parte)

  Pensás en demasía. Creas una torre de "y si hubiese"s más alta que el Taipei 101, con la diferencia de que ésta no tiene cimientos, y le basta solo una brisa para caerte encima como en puño divino.
(Ok, la corto con las analogías megalómanas). Es una tortura que en días de silencio se vuelve una orquesta quejumbrosa inacabable.
  Cada tanto encontrás con quien hablar un poco seriamente, en pausa y sereno. No te sirve de consuelo, ni de desahogo. Pero por lo menos alguien más va a a saber porque andas tan del orto. Tal vez eso termine sirviendo para que no te rompan las pelotas.
  Son alivios mínimos que vas encontrando. No porque estuvieran escondidos, sino porque antes no les habías prestado atención. Porque, en cierta forma, siempre estuvieron a tu alcance.
  Te aferrás a la familia. Te interesas más por cada uno. Preguntas a tus viejos cómo andan, a lo mejor sus vidas tampoco vienen de lo mejor. Intentas chusmear en que andan tus hermanos y/o hermanas para ver si necesitan ayuda con lo que fuese. Visitas abuelos, tíos, primos, amigos descuidados, otras familias amigas, etc.

  Hasta que un día te hace "click"...

  Te armás de valor para ir a encarar las fuentes de tus malestares. Corres el riego de herirte aún más - mental o hasta físicamente- de enterarte de cosas que podrían hacerte aún peor. Corres el riego de no conseguir nada, esa opción también es viable, y enfrentarte a un vacío donde las opciones se acaban.
  Aún así, el interruptor no quiere volver a bajar. Salís en busca de... limpiarte... la consciencia. Emprendes una carrera a pura voluntad hasta lograrlo y sentirte libre. Libre de todo esa anterioridad dañina.
  Hasta que luego de un tiempo, corto o largo, con o sin ayuda, de pie o a gatas te das cuenta que no todo estaba mal con vos...

Se libre
Bael'adar

1 de junio de 2017

Amor Otoñal (Re-versión)

Se vieron.
Ella se quedó parada, él corrió hacia ella.
Ella extendió las manos y se dejó abrazar.
Él la abrazó tan fuerte que se le enfilaron todos los patitos.
El frío desapareció.
Creció una confortabilidad inexplicable entre ambos.
Nada de la rutina tomó importancia.
Ese era su lugar y no querían ningún otro.
Nada fue premeditado.
La espontaneidad y el instinto tomaron las armas.
Todo lo demás perdía relevancia.

El lloró y ella rió mientras lo terminaba de rodear con sus brazos.
Él quería decir todo al mismo tiempo y no le salía nada coherente.
Ella ya sabía todo, pero aún así lo buscó calmar y esperó para oírlo claramente.
El mundo jamás se percató del suceso. 
Mucho menos interpretó su valor.

Que le importa al árbol si dos de sus hojas van a parar o no al mismo lugar. 
Tendría un millón más al llegar la siguiente primavera.
Y las esparciría nuevamente el próximo otoño.
La tierra es quien decide el camino, porvenir y entierro final de los seres.
Sin embargo, mientras tanto tendremos el viento.

Se libre
Bael'adar

20 de mayo de 2017

Sueños Despierto (1)

  Una nueva alarma en casa se adelantaba una hora, ésta vez, en vez de sonar el clásico "titi-titi titi-titi...", fueron gritos y vociferantes. La luz mañanera aún no se animaba a entrar por la ventana.
  Mis pies comienzan a buscar las pantuflas camufladas en el piso, antes que el resto de mi cuerpo de decida a elevarse en un único ejercicio abdominal. Ciego, guiado por la eco-localización que provocan mis rodillas llevándose puesto el mobiliario, voy encontrando mis prendas. Me había acostumbrado de ese modo; mi consideración por el sueño ajeno no me dejaba encender la luz y molestar a mi hermano.
  Cual zombi, autómata, alienado del sistema salgo de la habitación y encaro por el pasillo. Todavía con los ojos entre-cerrados. Las voces se hacen más claras, el volumen aumenta y las palabras toman claridad. Atravesando la puerta un objeto volador, al que llamare "vaso", invade mi espacio personal por una milésima y acaba estallando contra la pared. Claro está que yo no era el objetivo. Hubo una mala mezcla de esquiva y mala puntería entre los contendientes.
  Imperceptible, como un ninja, invisible sin intensión de serlo me dirijo hacia la heladera, saco la leche, luego voy hacia la alacena por mi taza, y la coloco en el microondas marcando los dos minutos de siempre. Ninguno se inmutó siquiera de mi presencia, continuaron "en lo que estaban"  como si nada. A mi entender no oí argumentos realmente válidos de ninguna parte, sin embargo, tampoco oí insultos, cosa peculiar.
  Doy media vuelta para ir al baño, allí es donde realmente despierto después de que el agua lave mi cara. Mi cabeza se activa y el espacio y mi alrededor toma sentido. Dejo mi estado etéreo y vuelvo al mundo tangible.
  Entro a la cocina para proceder con mi desayuno y encuentro una escena distinta: callada pero más violenta. Ella en el piso, llorando, tapándose un ojo. Él de pie frente al fregadero, chirriando los dientes de dolor, enjuagándose una mano y un brazo que sangraba. Más piezas de vajilla se habían esparcido por el lugar. Ella me ve e intenta pronunciar cosas que no terminan de salir de su boca; él se envuelve el brazo entre pedazos de rolicec y un repasador.
  Respiro profundo cerrando los ojos unos segundos. Voy directo hacia el tercer cajón del bajo-mesada, ese donde guardamos las chucherías que dan vuelta por la casa y los cubiertos que no son cubiertos. Tomo la cuchilla que nunca recordamos hacer afilar y con un breve gesto tan sereno como amenazante le digo a él:

 -Te doy 60 segundos para que vayas a ponerte un pantalón, los zapato, agarres el maletín y salgas de esta casa como lo haces todos los días. No vas a emitir una palabra más. El que habla ahora soy yo. No voy a repetir lo que digo y ya comencé a contar...

  Siguió la orden como cabo de su sargento, sin levantar la vista. Demoró unos segundos extras en pasar por el baño y miró hacia atrás un instante antes de cerrar la puerta de entrada. Esperé de pie hasta que saliera en el mismo lugar donde lo había amenazado, ella permaneció en silencio.
  Tomo otra bocanada grande de aire, volviendo a cerrar los ojos del mismo modo. La ayudo a levantarse, me abraza y revienta en llanto aún más fuerte. Intenta explicarse, intenta agradecer, intenta pedir disculpas, le sale todo al mismo tiempo y al mismo tiempo no le sale nada. Lamentablemente mis oídos están sordos, estoy frío, pero quiero implosionar, sin embargo no pierdo la calma y en mi cara persiste la neutralidad. Dejo el cuchillo sobre la mesa. Espero que las lágrimas le cesen un poco, lo suficiente para saber que podrá escucharme con claridad:

-Te vas a calmar, te vas a lavar la cara, te vas a cambiar, vas a tomar un café, vas a tomar tus cosas y te vas a ir a trabajar como todos los días.
 -Hijo, no es ta fácil...
 -Shshh... estoy hablando yo. Continúo, te vas a ir a trabajar, vas a evitar hablar con los clientes de más y a la vuelta te vas a ir a desahogar de la abuela si querés. Vos también le faltaste el respeto a esta casa y no vas a volver hasta que mi hermano y yo consideremos, después de que emitas las correspondientes disculpas, que puedas hacerlo.
 -Pero no... es que...
 -No voy a repetir lo que dije, y agradece que a vos no te marqué el tiempo.

  Ella se va, luego de tratar de insistir frente a una columna de piedra. Mi hermano aparece realizando la misma ruta zombi diaria, solo me mira a mi una vez. Escuchó todo, entendió todo, asintió conmigo.
  Siento que los próximos días siguientes se hacen mucho más largos. Aprovecho a gritar cuando paso por el descampado yendo al laburo. Espero, ansío, me esperanzo que la violencia no vuelva a acercarse a mi. Soy muy frágil. Soy un volcán. Soy un manojo de nervios. Soy un maestro zen.

Se libre
Bael´adar

6 de enero de 2017

Metas Para El Año 2016

  Entre revuelos de papeles que (siempre) tengo dando dando vueltas, pero que cada tanto trato de ordenar y organizar, encontré una especie de borrador que hice el año pasado que decía "Propósitos para el 2016". Lo curioso de esto es que, recordando, no volví a leer ese papel desde que lo escribí. Por ende, se darán una idea de que pudo ser de mis muy estimados y esperanzados propósitos anuales...
  En fin, el punto es que a pesar de la frustración de releer esa lista de 16 ítems, hubo tan solo 1 que de cierta manera hacen remontar toda la situación, por una importancia superlativa.

Se libre
Bael'adar