26 de enero de 2015

Tan Simple Como Mirar Hacia Arriba O Hacia Abajo

  Es de esos fines de semana que no querés que se terminen nunca. Podrías seguir buscando películas para ver, juegos con los cuales entretenerte, incluso compañía con la cual conversar virtualmente. Pero inevitablemente ciertos efectos irán manifestándose en tu cuerpo: Ojos hinchados, párpados pesados, cabeza inquieta, pies adoloridos, brazos sin fuerzas y un pecho que se va inflando y desinflando cada vez con más lentitud. Sin importar cuanto más quieras postergarlo, el momento de descansar apuesta todas sus fichas, y te recomienda que busques un lugar plácido y cómodo antes de que rueden los dados.
  Probablemente seguirás tratando de impedir que suceda lo inevitable mientras vayas a lavarte los dientes, bebas un vaso de agua y acomodes la cama y las sábanas en el rango de viento del ventilador. Todo de manera muy pausada, respirando, suspirando. Y una vez acostado, con sólo un pie cubierto, vas a agarrar el celular para una "última verificación" de... ni vos sabes de que.
  Miras el techo y se te ocurre pensar "y bueno, ya está, demasiado". Comprobaste que un día puede tener más de 24 horas y que un fin de semana puede empezar incluso un martes. La clave siempre estuvo en ese "irse a dormir", que define comienzos y finales. Desde la vida misma hasta la vida misma.
  No hay que ser tan dramático ni exagerado. La vida no es una obra de teatro en la que uno es el protagonista. Pero si me complace creer que podemos ser guionistas.
  En fin. Un tope de bienestar significará o no mucho. Todo dependerá en realidad de qué es lo que hagas después. Así que por ahora procura descansar bien y como te he dicho tantas otras veces: No pienses demasiado. Ésta vez fue simplemente disfrutarlo.

Se libre
Bael'adar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario