Me encantaría decir que me tiene sin cuidado, pero resulta que me rompe bastante las pelotas. ¿Por qué... mierda me afecta tanto? La respuesta en realidad es bastante sencilla: somos muy parecidos de maneras muy distintas.
Podría pasar que sólo esté viendo el panorama con una perspectiva envidiosa. Pero no, no es así. Ya he experimentado ese sentimiento veces pasadas, del cual me arrepiento un poco porque no fue nada grato para mi ni para quienes me rodeaban de cerca, y esta vez no es lo mismo. Es otra cosa...
Enero estuvo bárbaro, la venía pisteando como un campeón. Ahora llegó febrero y me siento frente a un cartel de: "Bienvenido a Miserablelandia - Población: tú".
¡NO TIENE SENTIDO! Bien debo estar llevando el karma de mi vieja: todo nos cuesta el doble. El doble de plata, el doble de tiempo, el doble de esfuerzo. Lo que me hace llegar a pensar más tarde si valen tanto las cosas por las que uno lucha realmente o no. Incluso en cuestiones simples, la concha del mono. Como si uno pidiera demasiado...
Debo tener un chip-imán mierdístico pegado en alguna parte. Pero aún si así fuese, como quise decir anteriormente, no debo ser yo el del problema únicamente.
¡¿Dónde estás sentido común?! ¡La gente te necesita! ¡Urgentemente!
Se libre
Bael'adar
El sentido común no existe.
ResponderBorrarEntonces sería: "¡Capitán principio de pensamiento estereotipo moderno ayúdanos!"
BorrarLos estereotipos son inestables y tienen facetas ocultas. Además, ¿qué garantías tenemos de que un mero estereotipo va a ser garantía de una verdad? ¿de una justicia? ¿de una suerte de salvación? ¿de una cordura que sería como una luz en la oscuridad? Los estereotipos culturales son perversos e hipócritas. Todos estamos a su merced.
ResponderBorrarQuisiera saber qué porcentaje de la población mundial sabe eso...
BorrarLo dicho no es un conocimiento, es una reflexión. Podría ahondar la cuestión, aunque también podrías poner en cuestión mi opinión. Y para hacerlo tendrías que detenerte a pensar. Buscaba un poco de eso.
Borrar