Lo aceptó. No comprendí si fue con desgano, entusiasmo, por compromiso o algarabía. Aún no interpreto todas sus facciones. Lo tomó sin dubitar más que lo necesario, eso es lo que cuenta.
Se me estaba haciendo pesado por alguna razón. ¿Necesidad, ausencia, urgencia, presencia, egoísmo, frialdad, soledad...? No se. (¡maldita sea jamás termino de saber cual es el sentimiento que lleva la cuestión!) En fin, lo sentí (por algo) y lo hice.
¿Y qué hizo con el?
La vi envolverlo en papel celofán y rellenar la cajita con algodón y papeles. Pero se me ocurrió decirle que así no podría respirar y se ahogaría. Quitó el papel y sólo dejó la mitad de algodón.
Luego la vi llevarlo en una bolsa de nailon mientras lo balanceaba con el paso. Le dije que la fuerza centrífuga no le haría daño pero que aún así me daba "ese no se que" de verlo siendo revoleado, y que preferiría lo cargase en sus manos. Me contestó que así estaba bien, que llevarlo en las manos implicaría tanto más su atención, pero a la vez mayor riesgo, y le quitaría cierta movilidad. Esta vez tuvo razón.
Más tarde a la brevedad de los días la vi que colocó una calcomanía y delineo los bordes con fibras de colores. Me obligó a preguntar por qué había hecho eso, no me sentí cómodo con ello. Me contestó que de ninguna manera lo seguiría conservando sin ponerle una marca propia, darle un distintivo de el paso por sus manos, algo así como una firma. Nuevamente tenía razón, realmente estaba en su derecho. Sin embargo le solicité que no se exceda y le recordé que más allá de que hoy está muy bien donde está, nadie conoce el futuro, por ello deje espacio por si en algún momento alguien más quiera hacerlo.
A su tiempo vi que ya no estaba pendiente de el, se lo vi en una repisa con algo de polvo encima. Le pregunté si ya no lo quería, si se había aburrido o le estaba presentando una carga. Contestó negativamente todas, dijo que aún lo seguía cuidando, tanto de otros como a la vez de su propio trato y uso. No compendi del todo eso último, pero fue la tranquilidad en su semblante la que me convenció.
Hoy en día aún lo tiene. Tuve la intención de pedírselo devuelta. Quizás sólo por un enojo momentáneo. Pero después pienso ¿que haría con tenerlo yo nuevamente? ¿lo tomo para tenerlo y cuidarlo por mi cuenta o para luego dárselo a alguien más?. Ambas cuestiones siembran demasiadas dudas contextuales.
Ma' si, está bien donde está ahora. Tengo la suficiente fe para estar calmo y la suficiente confianza para saber que si lo pido devuelta cordialmente, me será devuelto aún con más amabilidad.
Se libre
Bael'adar
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