Días más tarde leí la misma pregunta en una de las páginas que frecuento diariamente. Y tan solo horas después varias referencias a lo mismo en Facebook. Incluso en una conversación con mi vieja hace no mucho dijo algo como: "¿Dónde pensáis estar mañana? o mejor dicho ¿dónde estás hoy?".
Es por todo eso que me decidí a tratar de contestar esa pregunta. ¿Cuál es mi lugar en el mundo?. Aunque parezca una pregunta sencilla en realidad no creo que lo sea. Contestar lo primero que se te ocurre no me parece una opción válida. Más allá de que, admito, hay veces en los que los primeros presentimientos son los más indicados. Así que me puse a meditarlo un poco. Se me ocurrió que podría llegar a haber una guía para contestar este tipo de preguntas. Por lo que volví un poco para atrás y comencé a recordar lo que había escuchado en la radio, los comentarios que había leído y lo que había hablado con mi vieja.
Llegué a la deducción de que en todas las respuestas de cierto modo se involucraba un amor. Sea hacia otras personas (hijos, parejas, amigos, etc.), como a objetos materiales (un libro, un sillón, etc.) o como a entes ideales (la música, el trabajo, el viento, etc). El amor era el sentimiento constante. Suena bastante lógico, pero no me deja conforme.
En fin, suficiente parloteo para lo que a fin de cuentas es una sencilla entrada para contestar una pregunta que ya se ha hecho tanta gente. Así que procedo, y les dejo el resto a ustedes...
-Dime muchacho, ¿cuál es tu lugar en el mundo?
-Mi lugar en el mundo es, al menos lo que siento hoy en día, un momento en específico. A grandes rasgos es un pequeño trayecto andando en bicicleta. Busco tomar las calles que me son más cómodas dependiendo donde vaya. Y a partir de ello vienen las cosas que lo hacen especial. Música, y que el resto reviente... uno se mete en su mundo de ritmos y letras y que el exterior no importe, aunque sea tan solo por lo que tarde en llegar a destino. Clima, el perfecto es ese bien nublado que no deja filtrar rayos de sol con una tenue brisa que solo te llegue como caricia. La hora del día me es indistinta, aunque la noche tiene ese algo que maravilla y a la vez relaja mucho más. Y por último, que pueda surgir ese ínfimo instante que produce el deseo de cerrar los ojos, soltar el volante y volar; donde la paz invade en completud tu mente y tu cuerpo se torna etéreo; donde se origina ese pensamiento pico en que uno se dice "podría morir ahora y moriría feliz".
Se libre
Bael'adar.
Ese "dime, muchacho" me hizo acordar a Tise. Es como si el fuera la entidad superior que lo pregunta.
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